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Placa en azulejo de La Plaza de la Cruz Verde |
En la
confluencia de la Calle de la Villa, la Calle del Rollo y la empinada Calle de
Segovia, deslumbra la Plaza de la Cruz Verde. Empapada de la magia del Madrid
de los Austrias y un cierto aire romántico, caracterizada por sus fachadas
ocres salpicadas de faroles y sus curiosas balconadas conforma un recoleto
espacio que nos traslada a otros tiempos y a otras gentes, contando con
ilustres vecinos como el arquitecto Ventura Rodríguez (1717- 1785) que residió
en el nº1, domicilio de su suegro Sebastián de Torres, herrero de Carlos III.
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Postal costumbrista de la Plaza. sg. XX |
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Plaza de la Cruz Verde. 1946 |
Preside
la plaza la Fuente de Diana Cazadora. Se trata de una enorme fuente de cinco
caños construida en época de Isabel II (concretamente en 1850, siendo corregidor
(alcalde) de la Villa el Marqués de Santa Cruz) para suministrar de agua a los
vecinos del barrio con agua proveniente del Bajo Abroñigal, afluente del
Manzanares. Para su construcción se emplearon diversos materiales provenientes
de otros monumentos destruidos, como la fuente de Puerta Cerrada.
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Fuente de Diana Cazadora. 1864 |
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Fuente de Diana Cazadora. Foto actual |
Diseñada
por el arquitecto fontanero de la Villa Martín López Aguado (1796- 1866)
aparece coronada por una estatua de la diosa Diana Cazadora realizada por el
florentino Ludovico Turchi (1560- 1627). Hay que decir que la fuente no fue el
emplazamiento original de dicha diosa pues en 1598 estaba situada en el patio
de la Casa de la Panadería. Posteriormente fue llevada a la Plaza de la Cruz
Verde, donde perdió la cabeza (siendo la actual una réplica de escayola) e
incluso le robaron a la diosa su arco y su aljaba repleta de flechas.
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Estatua de Diana Cazadora. Véase la cabeza moderna y la ausencia de arco y aljaba |
Según
la tradición, el lugar ocupado hoy por la plaza era antiguamente un cerrillo
donde se verificaban autos de la Inquisición, siendo uno de los diferentes
puntos en los que se llevaron a cabo las ejecuciones de la Inquisición. Después
de ser ahorcados los reos eran quemados, dejando un rastro de ceniza que era
avistado por los vecinos. En recuerdo del último autillo allí celebrado, que
habría tenido lugar en tiempos del Felipe II, se colocó una gran cruz de
madera, pintada de verde, que desaparecería con el paso del tiempo. De ahí
viene la aparentemente inocua denominación de la plaza.
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Escena de la Inquisición. Fco. de Goya (1814- 1816) |
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Condenados por la Inquisición, Eugenio Lucas Velázquez, (1833-1866) |
Sin
embargo, la historia trágica de esta apacible plazuela no termina aquí, pues el
6 de febrero de 1992 tuvo lugar la explosión de un coche bomba colocado por ETA
que causó cinco víctimas mortales. El atentado se produjo semanas después de
que la Guardia Civil y la Ertzaintza consiguieran desmantelar la red de
extorsión con la que la organización se financiaba mediante el cobro del impuesto
revolucionario. El vehículo usado fue un Opel Kadett, (robado a punta de
pistola en septiembre de 1991, en Zarautz), cargado con casi 50 kg de
explosivos además de un surtido de tornillos, tuercas, pernos y clavos. Fue
estacionado por los terroristas solo unos minutos antes del ataque en la plaza
de la Cruz Verde, a 200 metros de Capitanía General, sede del Ejército de
Tierra en Madrid situada en la Calle Mayor. Detonada por control remoto al paso
de un transporte militar, la bomba acabó con todos sus ocupantes e hirió a
siete transeúntes, causando además importantes daños en los edificios cercanos.
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Imagen del atentado de ETA en Plaza de la Cruz Verde 6/2/1992 |
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Imagen del atentado de ETA en Plaza de la Cruz Verde 6/2/1992 |
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Portada del diario EL PAIS 7/2/1992 |
Éste
fue el último episodio sangriento de la leyenda negra de tan plácido rincón.
Esperemos que el sosiego que transmite a quien la visita no vuelva a verse
truncado jamás.
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