La Fidéle Emile Charles Lecomte-Vernet, 1866 |
El siguiente relato está estrechamente ligado a la famosa Casa de la Cruz de Palo, hoy tristemente desaparecida. El inmueble se situaba en una manzana de casas rodeada por cuatro calles, la de Madrid, la del Duque de Nájera, la del Rollo y la del Sacramento (esta última asidua de esta bitácora por la cantidad de sucesos bizarros y fantasmagóricas leyendas que en ella han tenido lugar, como el extraño caso del Guardia de Corps). La manzana de casas formada por estas cuatro calles aparece tanto en el plano de Pedro Texeira de 1656 como en otros planos anteriores a los años 70 del siglo XX, época en que la manzana (la nº 183 de la Planimetría general de la Villa) fue derribada, quedando un gran espacio libre solado a modo de lonja, una gran plaza sin nombre bajo cuya superficie se aprovechó para construir, hacia 1990, un aparcamiento subterráneo hoy día en uso como garaje municipal.
Plano de Pedro Texeira, 1656, en amarillo la manzana de la casa de la Cruz de Palo |
Casa de la Cruz de Palo antes de su derribo y aspecto actual de la zona | |
El suceso que nos ocupa nos remite a tiempos de Felipe II, al renacimiento de Madrid como capital del Imperio Hispánico. En una de las viviendas que conformaban la manzana antes referida vivía un piadoso matrimonio musulmán formado por un hombre de avanzada edad y una joven, casi una niña, conocida en el vecindario por su excepcional belleza. Todas las versiones de la historia cuentan que la pareja disfrutaba de una relación pacífica y estable hasta que se interpuso en su relación un apuesto hidalgo cristiano, obcecado en seducir a la atractiva morisca sin importarle las consecuencias de entrometerse en relación ajena. Y el decidido galán logró su objetivo.
Pareja española, detalle de Civitates Orbis Terrarum,1572 | | | |
Los furtivos amantes aprovechaban vehementemente cada ausencia del anciano marido para dar rienda suelta a sus pasiones, repitiéndose los encuentros cada vez con más intensidad y ardor hasta que en una ocasión el apasionado caballero no se presentó a su encuentro clandestino. A la bella mahometana le extrañó su ausencia, no dándole importancia en un primer momento aunque comenzó a preocuparse viendo pasar los días sin tener noticia de su amado. Un inexplicable vacío que la sumió en una profunda tristeza y en un doloroso recuerdo.
Amante emparedado, photocollage del autor @juansanguinocollado |
Ella sufrió en silencio la desaparición y el abandono, sin sospechar que poco tiempo después sería testigo un terrible secreto. Cuando su vetusto marido pasó a mejor vida, la aún joven viuda optó por realizar una profunda reforma en la casa, lo que le llevó a subir al desván, estancia a la que en vida de su esposo tenía prohibido el acceso. Allí descubrió horrorizada, tras una mal disimulada grieta en la pared, el cadáver de su amante cristiano emparedado bajo el mismo techo donde habían llevado en secreto su amor adúltero. Inmediatamente dedujo lo sucedido, que su apasionado amante había sido sorprendido en alguna de sus idas y venidas por su iracundo esposo y que éste no tuvo piedad ni clemencia de quien quebrantaba el sagrado vínculo de su matrimonio. En ese mismo instante, según nos transmite la leyenda, como tributo a su amante la mujer decidió convertirse al cristianismo y en su recuerdo mandó colocar en el tejado una cruz de palo, para que todos fuesen testigos de su cambio de fe.
Aparecido de la Casa de la Cruz de Palo, photocollage del autor @juansanguinocollado | |
Cierta o no, la historia acaecida en aquella vivienda hoy desaparecida dio lugar a la fantasmagórica leyenda. Desde entonces, y aún hoy, en las noches de luna llena puede verse vagando por la Calle del Sacramento el espíritu de aquel desgraciado caballero cristiano penando por haber sido cruel y forzosamente separado de los brazos de su amada.
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